lunes, 27 de febrero de 2012

Hora Santa para Adoradores



         

Estamos delante de Jesús Eucaristía. Aquietamos nuestro espíritu, dejamos de lado todas nuestras preocupaciones, nos concentramos en la Presencia sacramental de Jesús. Pedimos a la Virgen que guíe nuestra oración, y que nuestra oración pase por su Corazón Inmaculado y de ahí a Jesús. Sabemos por la fe que, aunque veamos algo que parece pan, la Eucaristía es Jesús de Nazareth, el mismo Jesús del Evangelio, el que expulsó demonios, curó a los leprosos, dio vista a los ciegos, resucitó muertos, hizo oír a los sordos y hablar a los mudos. En la Adoración Eucarística, estamos delante de Jesús así como los ángeles y los santos están delante suyo en el cielo, y así como ellos se alegran por adorarlo, también nosotros nos alegramos y agradecemos que nos haya llamado a estar delante suyo.
Antes de comenzar la adoración, propiamente, silenciamos nuestra voz, exterior e interior, porque Jesús habla en el silencio. Hacemos la señal de la cruz y nos persignamos: “Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios Nuestro. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén”.
-Inicio: Canto de entrada: Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar.
-Oración preparatoria: “Dios mío, Yo creo, espero, Te adoro y Te amo, Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni Te aman” (Tres veces).
-Oración para comenzar la adoración: “Corazón Eucarístico de Jesús, vengo ante ti a rendirte el homenaje de mi adoración. Tú eres el único Dios que merece ser adorado en los cielos y en la tierra.
Corazón Eucarístico de Jesús, muchas veces nos dejamos atraer por los falsos brillos del mundo, que nada dejan en el alma, sino desasosiego y ausencia de calma.
Por eso venimos a adorarte en tu Presencia sacramental en este tiempo de Pascua, tiempo en el que brillas resplandeciente y luminoso, desde la Eucaristía, con la luz de la gloria de tu divinidad. Queremos ser iluminados por Ti, Jesús Eucaristía, porque sólo Tú disipas las tinieblas del alma; sólo Tú vences las oscuras sombras caídas que se ciernen amenazadoras sobre nuestras vidas.
Corazón Eucarístico de Jesús, que resplandeciste lleno de gloria y de luz en el Monte Tabor, resplandeces ahora en la Eucaristía, porque estás en el Santísimo Sacramento del altar con toda la majestad y belleza de tu Cuerpo resucitado. Ven a nuestras almas, e ilumínanos, no dejes que nos acechen las tinieblas, sé Tú la luz radiante de nuestros corazones.
-Silencio de tres minutos. “Señor Jesús, Tú que has vencido a la muerte, resucitando con tu propio poder, te pedimos que nos ampares en nuestros días, tan lleno de peligros, tan llenos de oscuridad. Sé Tú el Lucero del amanecer, que despunte en nuestras almas, trayéndonos la esplendorosa luz de Dios Trino. Ven, ilumínanos, no nos desampares en este valle de lágrimas”.
-Canto eucarístico. Te adoramos, Hostia divina.
-Oración intermedia: “Corazón Eucarístico de Jesús, queremos pedirte por nuestros seres amados, y por todo el mundo, para que todos te conozcan y te amen. Llámalos a cada uno por su nombre, como hiciste con María Magdalena el día de la resurrección. Pronuncia sus nombres, y ellos te reconocerán. Muchos están hoy como María Magdalena antes de que la llamaras: piensan que no existes, o que estás muerto y que no has resucitado. ¡Llámalos a todos, para que despierten de su letargo y te reconozcan, vivo, glorioso, lleno de la luz y de la gloria divina, en la Eucaristía!
No prives a nadie de tu conocimiento, haz que todos sepan de tu Presencia en la Hostia consagrada, para que todos te adoren en el tiempo, como anticipo de la alegre adoración en la eternidad.
-Silencio de tres minutos. Adoramos en silencio a Jesús Eucaristía, pidiéndole que la luz de su gloria, que desde el Domingo de Resurrección brilla con luz eterna, disipe las tinieblas del error y de la ignorancia, para que todos los hombres puedan gozarse ante su Presencia sacramental. Le pedimos a Él, y a María Santísima, que aumenten cada vez los adoradores “en espíritu y en verdad”, que se postren ante Él en el sagrario.
-Oración de despedida: “Corazón Eucarístico de Jesús, debemos ya retirarnos, al finalizar nuestra hora de adoración. Debemos volver a a nuestras ocupaciones diarias, pero queremos quedarnos contigo, y que Tú vengas con nosotros.
 Nos vamos, pero dejamos nuestros corazones al pie del sagrario, para que continúen la adoración sin detenerse nunca. Te pedimos que nos ayudes con tu gracia para que seamos capaces de transmitir a los demás, más con obras de misericordia y de compasión, que con palabras, la inmensa dicha de estar ante tu Presencia sacramental, haciendo adoración eucarística.
-Oración de la despedida: “Dios mío, yo creo, espero, Te adoro y Te amo, Te pido perdón por los que no creen, ni esperan, ni Te adoran, ni Te aman” (tres veces).
-Oración final: “Corazón Eucarístico de Jesús, regresamos al mundo, con el alma llena de tu alegría; nos vamos, pero regresaremos pronto, para seguir siendo alumbrados por la luz que irradias desde la Eucaristía. Gracias por habernos llamado a este diálogo de amor, gracias por quedarte entre nosotros, oculto bajo algo que parece pan, pero no lo es. Te adoramos y bendecimos, en el tiempo y en la eternidad. Amén”.
-Canto de despedidaCanción de los pastorcitos de Fátima.