jueves, 1 de mayo de 2014

Hora Santa en reparación y desagravio por los ultrajes cometidos contra Nuestra Señora de Guadalupe en Facebook


         Inicio: Jesús, queremos desagraviar a tu Madre, que es también nuestra Madre amantísima, la Santísima Virgen de Guadalupe. En la red social llamada “Facebook”, llamativamente, mientras se cierran con suma facilidad páginas católicas con cualquier pretexto, permiten la proliferación de páginas que atentan contra la fe católica, que insultan a la Madre de Dios, que ofenden a su Pureza virginal, que ofenden su condición de Virgen Inmaculada, tal como la página blasfema, herética, pagana, lesiva de los derechos de Dios, de la Virgen, de Jesucristo, de la Iglesia y de los católicos de todo el mundo, página llamada “Guarralupe”, y a la cual hemos solicitado al CEO de Facebook que se la cierre, sin obtener un resultado favorable. Ofrecemos esta Hora Santa en reparación y desagravio por este inaudito ultraje a Nuestra Madre del cielo, en su advocación de Nuestra Señora de Guadalupe, aunque en el interior de esta blasfema página se encuentran decenas o centenas de ataques a la Fe de nuestra Santa Madre la Iglesia Católica. Pedimos por la conversión de quienes están detrás de tan alevoso ataque, porque se encuentran –evidentemente- movidos por un odio preternatural –diabólico-, no humano, y por lo tanto, al tiempo que reparamos por este satánico ataque contra la Virgen, contra Jesús, contra el Santo Padre Francisco y Benedicto, contra la Santa Iglesia Católica, contra los católicos en general, pedimos la conversión de los pobres pecadores que han pergeñado esta tristísima página en Facebook.

         Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

        “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.


Hora Santa en reparación y desagravio por los ultrajes cometidos contra Nuestra Señora de Gudalupe en Facebook
(Parte 1)

         Canto inicial: “Sagrado Corazón, Eterna Alianza”.

         Meditación

         La Virgen de Guadalupe se le apareció a Juan Diego en el Monte Tepeyac, para consolarlo en sus penas, para decirle que lo que le preocupaba no era nada y sin embargo, lo que le preocupaba a Juan Diego, era la enfermedad grave de su tío. La Virgen le hizo el milagro de la curación de la enfermedad de su tío y con eso le hizo ver a Juan Diego que debía confiar en su intercesión poderosa ante Dios y en su amor maternal y que todo lo que le preocupara, debía confiárselo a Ella, como a su Madre, porque Ella era en verdad, su Madre celestial: “¿No estoy Yo aquí, que soy tu Madre? ¿Tienes necesidad de alguna otra cosa? ¿No estás acaso en el hueco de mis brazos?”. La Virgen de Guadalupe quería que Juan Diego atendiera a los asuntos de Dios y confiara los asuntos terrenos a Ella, para que Ella se hiciera cargo de ellos; con el milagro de la curación del tío de Juan Diego y con su posterior consejo maternal, la Virgen nos enseña y nos alienta a confiar en su poder mediador y en su condición de Medianera de todas las gracias. Además, quiere hacernos ver que nada, ningún aspecto de nuestras vidas terrenas, por pequeño que parezca, está lejos de la mirada del cielo, y que el cielo la ha delegado a Ella, para que sea Ella la que interceda por nosotros y por nuestras necesidades, y que basta que acudamos a Ella, para que Ella se haga presente y escuche nuestras peticiones. No es necesario que se haga visible, como en el caso de Juan Diego, pero sí es necesario que sepamos que ninguna petición queda sin ser escuchada, ni por Ella, ni por su Hijo Jesús, porque donde está la Virgen, está Jesús, y donde está Jesús, está la Virgen, y por eso, toda petición escuchada por la Virgen, es presentada a Jesús, y al ser escuchada por la Virgen, tiene la garantía de que será escuchada por Jesús y respondida por Él. En cambio, si fuera escuchada por Jesús y no por la Virgen, dicen los doctores de la Iglesia, no hay garantías de que la petición sea respondida por Jesús. Entonces, la Virgen de Guadalupe, con el ejemplo del milagro concedido al tío de Juan Diego, nos enseña a confiar en su maternal y poderosa intercesión ante su Hijo Jesús. ¡Oh amantísima Madre Nuestra, Virgen de Guadalupe, te pedimos la conversión y salvación eterna de nuestros seres queridos y de todos los que te ofenden, porque no saben lo que hacen! Amén.

         Silencio para meditar.

La Virgen de Guadalupe se le apareció a Juan Diego y le concedió el milagro de las rosas de Castilla, haciendo aparecer rosas blancas en pleno desierto y en pleno invierno, un milagro imposible en el desierto de México. Con ese milagro quería significar que Ella, que es la Medianera de la gracia de su Hijo Jesús, así también quería hacer florecer, en nuestros corazones, secos y helados como el desierto, la flor de la gracia de Jesucristo, para embellecer nuestras almas y perfumarlas con el suave perfume del Espíritu Santo. La Virgen de Guadalupe también hizo el milagro de la tilma, la estampa milagrosa de su imagen hermosísima en el poncho de Juan Diego, queriendo significar con esto, que también quería estampar en nuestras almas y en nuestros pobres corazones, tan frágiles y débiles como la tilma de Juan Diego, una imagen viva y celestial suya, la imagen de la Virgen de Guadalupe, de modo que quedase impresa para siempre, para siempre, sellada en nuestras almas y en nuestros corazones, con más fuerza con la que la imagen de la Virgen de Guadalupe quedó impresa milagrosamente en la tilma de Juan Diego, así la Virgen quiere dejar, en nuestras pobres almas y corazones, no una simple imagen suya, sino Ella misma, quiere quedarse a vivir en nosotros, y no solo Ella, sino Ella y su Hijo Jesús, y no solo Ella y Jesús, sino también el Padre y el Espíritu Santo, y para eso quiere que dispongamos nuestros pobres corazones, pobres y míseros, como la tilma de paja de Juan Diego, quiere que la dispongamos, por medio de la gracia, para que sea digna morada de Ella, y de la Santísima Trinidad. Y con todo esto que nos quieres regalar, oh Buen Jesús, Tú, junto con tu Madre amantísima, sin embargo, hay hijos tuyos que, enceguecidos por el odio de Satanás, se dejan libremente arrastrar por este odio satánico, y ofenden a Tu Madre y Nuestra Madre, que solo quiere nuestro bien en la tierra y en la eternidad, y por eso nosotros, delante de ti, nos ofrecemos como víctimas de la Divina Justicia y de la Divina Misericordia, y te ofrecemos a Ti mismo, en la Eucaristía, y ofrecemos el Inmaculado Corazón de María, en reparación por los inauditos y horrorosos ultrajes cometidos contra la Santísima Virgen María en su advocación bendita de Nuestra Señora de Guadalupe en la infame página de la red social de Facebook, y nos humillamos ante tu Presencia sacramental, y pedimos perdón por ellos, por nosotros, por nuestros seres queridos, y por el mundo entero. Amén.


Hora Santa en reparación y desagravio por los ultrajes cometidos contra Nuestra Señora de Gudalupe en Facebook
(Parte 2)


Silencio para meditar.

La Virgen de Guadalupe imprimió en la tilma de Juan Diego una imagen que, más que una imagen milagrosa, es una serie de milagros reunidos en una imagen; esta imagen no está pintada ni aplicada sobre la tilma, sino que se encuentra flotando sobre la misma, de modo absolutamente inexplicable a toda ley científica conocida o por conocer; los colores no pertenecen a la tierra; en los ojos de la Virgen se encuentran retratadas las personas del señor Obispo, de Juan Diego y otros más que se encontraban en el momento; además, muestran, increíblemente, una reacción pupilar viva ante la luz, tal como si fueran los ojos de una persona viviente; todos estos increíbles hechos, no pueden ser explicados por la ciencia, ya que están originados en el cielo y están hechos ex profeso en el cielo y dados aquí en la tierra, para que nosotros, peregrinos en la tierra, tengamos constancia permanente de que el cielo no solo existe, sino que está pendiente de nuestros pasos y de nuestros ruegos. La imagen milagrosa de la Virgen de Guadalupe, impresa en tilma de Juan Diego, es un testimonio permanente no solo de la existencia del cielo, sino del Amor maternal de la Virgen María, Amor que es una continuación y prolongación del Amor de Dios, porque la Virgen nada ama sino en Dios, por Dios y para Dios. Entonces, al contemplar la imagen milagrosa de la Virgen de Guadalupe, impresa en la tilma de Juan Diego, debemos trascender la impresionante colección de milagros que se encuentran en la imagen, para concentrarnos y meditar en el Amor eterno e infinito de Dios, porque ése es el mensaje primero y último que la Virgen nos quiere transmitir con sus apariciones en Guadalupe y con la impresión milagrosa de su imagen: Dios nos ama con un Amor eterno, infinito, incomprensible, inabarcable; un Amor el cual no nos alcanzará la eternidad para abarcarlo y comprenderlo; un Amor que nos deleitará por siglos sin fin; un Amor del cual la imagen de la tilma es solo un pequeñísimo aviso, un destello, una chispa, una luz, que nos está diciendo que nos espera en la eternidad. ¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe, Madre Nuestra, Emperatriz de América! ¡Perdona a tus hijos que te ofenden, no saben lo que hacen, y perdónanos también a nosotros, que no sabemos transmitir y comunicar el Amor de Dios a nuestros hermanos! En reparación por los ultrajes cometidos contra Ti y contra tu Hijo Jesús, ofrecemos la Divina Eucaristía y el Inmaculado Corazón de María a Dios, Nuestro Padre. Amén.

Silencio para meditar.

         La Virgen de Guadalupe se apareció en un momento en el que la idolatría del paganismo dominaba las mentes y los corazones de numerosos pueblos de la Antigüedad de América. El paganismo, de origen satánico, propiciaba el odio entre los pueblos hermanos y la guerra como instrumento de dominación de los pueblos más débiles y como medio para conseguir víctimas para ofrecer en sacrificio a los demonios. Los pueblos aztecas, dominados por el paganismo, ofrecían sacrificios humanos y hacían la guerra de modo sistemático y metódico, para someter a las naciones vecinas y así conseguir víctimas humanas y poder ofrecerlas en sacrificios rituales y sangrientos a los demonios. Este tipo de sacrificios rituales satánicos, en los que se ofrecían víctimas humanas, se detuvo con la conquista española, la cual tuvo la ayuda del cielo, de modo concreto, la aparición de la Virgen de Guadalupe, porque luego de su aparición milagrosa, la conquista y la evangelización se facilitó enormemente y así los pueblos indígenas, antiguamente sometidos a estos inhumanos y diabólicos ritos, fueron liberados. También hoy, en nuestro siglo veintiuno, continúan existiendo numerosas esclavitudes satánicas, de todo tipo, y también, es necesaria, aun con mayor urgencia, la intervención de las fuerzas del cielo, con la Santísima Virgen de Guadalupe a la cabeza, para liberar a las pobres almas humanas, presas y cautivas de todo tipo de esclavitudes, el nuevo neo-paganismo –drogas, avaricia, materialismo, sensualidad, ateísmo-, esclavitudes de las cuales es imposible que puedan salir, si no es con la ayuda celestial. Y sin embargo, en un misterio imposible de comprender, muchas de estas almas, presas por las más horrendas de las esclavitudes, no dudan en ofender, blasfemar, insultar, denigrar y dirigir toda clase de insultos a Aquella a quien el cielo ha enviado para liberarlos de quien los tiene aprisionados con las cadenas de los vicios y de los pecados más nefandos, Satanás. ¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe, intercede ante tu Hijo Jesús, por aquellos de tus hijos que, enceguecidos por las densas tinieblas de la necedad, te ofenden, a Ti y tu Hijo Jesús, e implora el perdón para ellos, porque no saben lo que hacen! ¡Pide para ellos, y también para nosotros y para nuestros seres queridos, la gracia de la contrición perfecta del corazón, de modo que arrepentidos de nuestros pecados, podamos todos entrar en el Reino eterno de los cielos y alegrarnos por la visión del Cordero de Dios, tu Hijo Jesús! Amén.

         Silencio para meditar.

         La Virgen de Guadalupe aparece con la luna bajo sus pies, con su manto todo cubierto de estrellas, con los rayos de sol recubriéndola, y con un ángel a sus pies, que sostiene los pliegues de su manto. Con esto, la imagen nos indica que la Virgen es “la Mujer revestida de sol, con la luna bajo sus pies” de la cual habla el libro del Apocalipsis: “Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (12, 1); la Virgen es también la Mujer de la que habla el Génesis, la que aplasta la cabeza de la Serpiente Antigua (cfr. Gn 3, 15); es la Mujer que, al pie de la Cruz (Jn 19, 25-30), al mismo tiempo que acompaña a su Hijo, que es Dios Hijo, en su agonía, recibe el encargo de ser la Madre de la humanidad, cuando Jesús le dice: “Mujer, he ahí a tu hijo” (Jn 19, 27); María es la Mujer que, recibiendo las “alas de águila”, pone a salvo a su Hijo del intento homicida del Dragón que quiere ahogar en su vómito a su Hijo recién nacido, volando al desierto y poniéndolo a salvo (cfr. Ap 12, 14); en fin, la imagen de la Virgen de Guadalupe nos muestra que a la Virgen le ha sido participado el poder omnipotente de Dios, poder por el cual Satanás y el Infierno todo, tiemblan ante el solo Nombre de la Purísima Virgen María y tanto es así, que su delicado piececillo de doncella, representa para el Demonio y para el Infierno todo, un peso imposible de tolerar, de modo que ante la sola mención del Nombre de María, el Infierno todo tiembla de espanto y aúlla de terror y es el motivo por el cual el Demonio es atado con un frágil lazo formado por una cuerda y por cuentas de madera, pero que para la Serpiente Antigua representa el peso, la potencia, el poder y la fuerza del puño cerrado de la mano de Dios. ¡Oh Virgen Santísima de Guadalupe, Mujer revestida de sol, a quien te ha sido dado el ser la Reina de todo lo creado, de lo visible y de lo invisible, te suplicamos, que toques, con tus manos maternales, los corazones endurecidos de los hijos tuyos que te ofenden, y que por el poder de la gracia de tu Hijo Jesucristo, los conviertas en fervientes y amorosos hijos de Dios, que cesen ya de ofenderte y comiencen la vida de la gracia, que habrá de conducirlos a la eterna felicidad! Amén.

         Silencio para meditar.

         Meditación final

         Jesús Eucaristía, debemos ya retirarnos, le pedimos a la Virgen de Guadalupe, Emperatriz de América, que nos cubra con su manto virginal a nosotros, a nuestros seres queridos, y a toda la humanidad, para que libres de todo mal, perseveremos en la vida de la gracia, y al final de nuestras vidas, seamos conducidos a tu Presencia y, por tu infinita Misericordia, seamos introducidos en tu Reino celestial. Amén.

         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).

        “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.


         Canto final: “Nuestra Señora de Guadalupe”.

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