viernes, 12 de junio de 2015

Hora Santa en reparación al Sagrado Corazón


Junio 2015
         Inicio: Ofrecemos esta Hora Santa y el rezo del Santo Rosario meditado en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales son ofendidos los Sacratísimos Corazones de Jesús y de María.
Oración inicial: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
Canto inicial: “Sagrado Corazón, Eterna Alianza”.
Enunciación del Primer Misterio del Santo Rosario (Misterios a elegir).
Meditación.
Sagrado Corazón de Jesús, que comenzaste a sufrir indeciblemente desde el momento mismo de la Encarnación, porque asumiste todos los pecados, los dolores, las muertes de la humanidad; te encarnaste en el seno de María Santísima, porque siendo Dios Hijo eras Espíritu Puro y para subir a la cruz, necesitabas un Cuerpo para inmolarlo y ofrecerlo en el Calvario por nuestra salvación; siendo Tú Dios omnipotente, te hiciste un pequeño cigoto, una pequeña célula, creada en el momento mismo de la Encarnación, y ya desde ese mismo instante, comenzó tu sufrimiento, el sufrimiento de tu Sagrado Corazón, por todos los niños que, una vez concebidos, habrían de ser abortados; Sagrado Corazón de Jesús, te pedimos por los niños concebidos en el vientre materno y que son abortados; te pedimos por los niños que son concebidos no como fruto del amor esponsal, sino como la fría manipulación de laboratorio; te pedimos por los niños que son concebidos artificialmente, y luego son congelados, utilizados en la industria, o desechados; te pedimos por los niños que crecen en vientres que no son los de sus madres, y que por lo tanto, no son recibidos con el amor con el cual la dignidad de la persona humana merece ser recibida.
Silencio para meditar.
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Enunciación del Segundo Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
         Sagrado Corazón de Jesús, que siendo Niño dejaste a tus padres terrenos, María Santísima y San José, para atender los asuntos de tu Padre celestial, quedándote en el templo, y allí fuiste encontrado por ellos; te pedimos por los niños y jóvenes que hoy te han extraviado y te han perdido de vista; en nuestros días, innumerables niños y jóvenes han extraviado el camino de la salvación, al haber sido engañados y seducidos por los modernos ídolos neo-paganos, que atrapan sus mentes y sus corazones, para alejarlos de Ti, Único y Verdadero Dios; hoy, miles y miles de jóvenes extravían y pierden sus jóvenes vidas, persiguiendo a ídolos neo-paganos que solo dejan en el alma el amargo sabor del pecado: la violencia, el hedonismo, el materialismo, el esoterismo, la música anti-cristiana, el fútbol, el deporte, la política de masas, convertidos en modernos dioses a los que se les inmola la vida; haz que, guiados por la Virgen, te encuentren, así como Ella te encontró al cabo de tres días en el templo, los niños y los jóvenes, acechados por innumerables peligros, te encuentren en el templo, en el sagrario, en la Eucaristía, para que puedan percibir los latidos de Amor de tu Sagrado Corazón. Sagrado Corazón de Jesús, Tú diste tu vida por ellos en la cruz y ofreces tu Sagrado Corazón Eucarístico en cada Santa Misa; no permitas que sus vidas sean arrebatadas para siempre por los ídolos del neo-paganismo, y concédeles el don de la contrición y conversión del corazón.
Silencio para meditar.
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Enunciación del Tercer Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
         Sagrado Corazón de Jesús, que al aparecerte a Santa Margarita, te quejaste por las “ingratitudes, sacrilegios e irreverencias” con los que eres tratado, especialmente en el Santísimo Sacramento del altar; Tú ofrendaste tu vida y diste tu Corazón y todo su contenido, hasta la última gota de Sangre, al permitir que éste sea traspasado, para demostrarnos así que tu Amor es “más fuerte que la muerte”, y que aun estando muerto en la cruz, tu Amor por nosotros está Vivo y da vida y vida eterna, porque con la Sangre derramada, efundiste el Espíritu Santo, para que a todos aquellos a quienes cayera esta Sangre, les concediera la Vida Eterna y el Amor Divino de tu Sagrado Corazón; Jesús, Tú permitiste que tu Corazón fuera traspasado en la cruz, habiendo Tú expirado ya en la cruz, para demostrarnos que eres el Hombre-Dios, que si habías muerto como Hombre, en cambio Dios, continúas Vivo, porque con la Sangre de tu Corazón traspasado nos infundiste tu Espíritu, que nos comunica tu Vida Eterna, y este don de tu Amor inagotable, oh Jesús, lo continúas en la comunión eucarística, porque en cada comunión nos donas tu Sagrado Corazón Eucarístico, que nos infunde el Espíritu Santo, el Amor de Dios. Sin embargo, los hombres, y muchas veces los consagrados, te posponen y te abandonan, oh Sagrado Corazón de Jesús, por placeres terrenos que, comparados con la dulzura de tu Amor, no son más que barro y cenizas. Te pedimos, oh Sagrado Corazón de Jesús, por todos los hombres de todos los tiempos, para que les concedas la gracia más preciada que alma alguna pueda recibir en esta vida terrena, y es la gracia de la contrición perfecta del corazón, para que te conozcan y te amen en la Eucaristía, y así, recibiendo en esta vida tu Sagrado Corazón Eucarístico, te adoren luego por la eternidad.
Silencio para meditar.
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Enunciación del Cuarto Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
         Sagrado Corazón de Jesús, en la Segunda Aparición, te presentaste con tu divino Corazón en un trono de llamas, rodeado de una corona de espinas, que significaban las punzadas producidas por nuestros pecados, y con una cruz en la parte superior, que significaba que tu Sagrado Corazón quedaba, desde el primer instante de la Encarnación, colmado y saturado por los oprobios, los ultrajes, los sacrilegios y las amarguras que habrían de producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio que tu Sagrada Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de tu vida y en tu Santa Pasión. Jesús, te pedimos perdón y reparamos, porque todo lo que sufriste en tu Sagrada Humanidad, todos los ultrajes, los sacrilegios, los insultos, los golpes, el dolor inenarrable, la muerte dolorosísima en cruz, todo eso, fue producto de nuestros pecados, porque los pecados que a los hombres les producen placer de concupiscencia y que ofenden a Dios en su majestad y santidad, por su malicia y merecen el castigo por ofender a la Justicia Divina e irritar a la Ira Divina, todos esos pecados, en vez de ser sufrir nosotros el justo castigo por ellos, para que nosotros no sufriéramos el justo castigo por ellos merecidos, Tú, Víctima Inocente e Inmaculada, te interpusiste entre la Justicia Divina y nosotros, recibiendo toda la furia de la Ira Divina, recibiendo en tu Humanidad Santísima e Inocente el justo castigo que la malicia de nuestros actos merecían, y no contento con eso, nos diste, con tu Sangre derramado, el Espíritu Santo, el Amor de Dios. Y sin embargo, nosotros, los hombres, solo habríamos de devolverte, frente a tanto amor demostrado por Ti, más amargura, humillaciones, vejaciones, ultrajes, indiferencias, olvidos, sacrilegios, profanaciones, despreciando tu Presencia en el Santísimo Sacramento del Altar y posponiéndote por los modernos ídolos neo-paganos de nuestros siglo XXI, el fútbol, la política de masas, la música anti-cristiana, el materialismo, el hedonismo, la adoración del hombre por el hombre mismo, la satisfacción de las pasiones más bajas del hombre, elevadas al rango de derechos humanos.
Silencio para meditar.
Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
Enunciación del Quinto Misterio del Santo Rosario.
Meditación.
         Sagrado Corazón de Jesús, Tú le hiciste saber a Santa Margarita el ardiente deseo que tenías de ser amado por los hombres, para apartarlos del camino de la perdición, en el que los precipita Satanás en gran número, y que para que los hombres pudieran salvarse y ser colmados con todos los tesoros de amor, de misericordia, de gracias, de santificación, y de salvación que contiene tu Sagrado Corazón, debían procurarle todo el amor, el honor y la gloria que puedan, bajo la figura de tu Corazón de carne, y los que así lo hicieren, quedarían enriquecidos y colmados con los divinos tesoros del Corazón de Dios. De esa manera, los hombres no solo quedarían apartados del dominio de Satanás, que quiere condenar sus almas para siempre, sino que serían envueltos en las mismas llamas del Amor misericordioso en el que está envuelto tu Sagrado Corazón. Sin embargo, los hombres de hoy repiten el mismo pecado de acidia, de indiferencia, de indolencia y de desamor de tus discípulos en el Huerto de Getsemaní, quienes frente al activismo motivado por el odio de tus enemigos, que frenéticamente se movían para apresarte y darte muerte, se entregaban a la pereza y al sueño, abandonándote y dejándote solo frente al ataque del demonio y de los hombres por él motivados, lo cual te obligó a reprocharlos dulcemente: “¿No habéis podido velar una hora conmigo?”. Hoy también, como en el Huerto de Getsemaní, los cristianos duermen, llevados por la acedia, la indiferencia y el desamor, frente al avance del enemigo de las almas, te abandonan y te dejan solo en el sagrario y en la Eucaristía. Oh Sagrado Corazón de Jesús, por el Fuego de Amor que incendia y abrasa tu Corazón Divino, que es el Corazón mismo de Dios; por el Amor que abrasa el Inmaculado Corazón de María, tu amantísima Madre, te suplicamos que aceptes nuestra reparación, ofrecida por manos de María, y que concedas a los hombres de nuestro siglo XXI, siglo dominado por las más densas tinieblas espirituales que jamás haya conocido la humanidad, la gracia de conocerte y amarte en tu Presencia Sacramental, para que atraídos por los latidos de Amor de tu Sagrado Corazón Eucarístico, se rindan por fin ante tu Amor y, amándote y adorándote en el tiempo, continúen amándote y adorándote por toda la eternidad, en el Reino de los cielos.
         Silencio para meditar.
         Padre Nuestro, Diez Ave Marías, Gloria.
         Oración final: “Dios mío, yo creo, espero, te adoro y te amo. Te pido perdón, por los que no creen, ni esperan, ni te adoran, ni te aman” (tres veces).
         “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, de Nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los sagrarios del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias, con los cuales Él mismo es continuamente ofendido. Por los infinitos méritos de su Sacratísimo Corazón, y los del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. Amén”.
         Canto final: “Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles”.
        


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